Si esta semana te contaba aquà nuestra guÃa de Budapest, para disfrutar de la joya del Danubio en un fin de semana, hoy haré lo mismo con Viena, mi ciudad favorita de nuestro pasado viaje por el centro de Europa.
Asà como Budapest y Praga son unas ciudades preciosas de cuento de hadas, Viena conserva su encanto imperial siendo completamente europea. Y eso es lo que me cautivó realmente de ella. En Viena no viajas en el tiempo, Viena es asÃ, te hace soñar, una conexión entre pasado y presente perfectamente armonizado. Una ciudad realmente cómoda.
Y bueno, al lÃo, que me voy de tema. Llegamos a Viena el lunes por la mañana y estuvimos hasta el miércoles por la tarde (más que suficiente, aunque en este caso depende de las prioridades de cada uno, yo por ejemplo habÃa cosas como la cripta imperial que no querÃa ver y mi persona favorita hubiese también eliminado de nuestra ruta algún palacio, jajaja. Hablo de visitas interiores).
Lo mejor de Viena es que casi todo lo que vas a querer ver se encuentra en el centro, por lo que si llevas el planning organizado es fácil, porque en seguida lo tendrás todo visto. Lo peor es que cierran muy pronto la mayorÃa de los sitios por lo que tienes que calcular que hasta las cinco (como muy tarde) vas a poder realizar las visitas interiores que te interesen, aquà no hay excusas: a madrugar se ha dicho.
El alojamiento en Viena es complicado si hablamos de precio. Viena es una ciudad muy cara, algo que posiblemente ya sabrás, habrás vivido o te habrán contado. Para nosotros, cuando no disponemos de muchos dÃas para visitar las ciudades es fundamental alojarnos en el centro para no perder tiempo, asà que en este caso optamos por alquilar una habitación a escasos quince minutos del centro.
Nuestra primera mañana en Viena, después de dejar las maletas, lo dedicamos a perdernos por el centro. Visitar la Catedral de San Esteban, las principales calles comerciales, la Ópera (las visitas son únicamente con guÃa al mediodÃa, mejor consultar horarios previamente cuando vayas a viajar) y ya se nos hizo la hora de comer.
Ese dÃa comimos sano en Vapiano (se dice se rumorea que el grupo llega en nada a España) y después empezamos nuestra ruta caminando hasta la Iglesia de San Carlos Borromeo (una de mis favoritas) para regresar al epicentro por el Parque Burggarten y disfrutar de todos los exteriores del complejo (es espectacular).
Ese dÃa querÃamos terminarlo en Prater, el parque de atracciones mas antiguo del mundo, con entrada gratuita y un lugar realmente bonito para ser feliz. Como te contaba en Instagram (mividaenrojo) el atardecer desde su noria es uno de los más bonitos, y además es mas romántico.
Si quieres ver las famosas Hundertwasserhaus, cuando vayas a Prater es el momento.
Es un recorrido que realizamos andando para conocer Leopoldstadt, el que dicen es el barrio más cool de la ciudad. Un barrio lleno de restaurantes, wine bars con muchÃsimo encanto, tiendas de jóvenes creadores llenas de inspiración,... en definitiva, un lugar para conocer y quedarte a cenar.
El segundo dÃa, primer dÃa completo en Viena lo empezamos madrugando para visitar el Palacio Holfburg (apartamentos de Sissi y su museo, Biblioteca Nacional, también en él puedes visitar el museo ecuestre, la plaza de los Héroes).
Como el dÃa anterior ya habÃamos visitado el Burggarten y todo su complejo, al salir de la visita de palacio decidimos visitar el Volksgarten (para mi el parque más bonito que he visitado estos dÃas. Un parque que incita a sentarte en él a leer, pensar, o simplemente tomarte un café mientras ves la gente pasar).
De ahÃ, nos dirigimos al parlamento y a la plaza de los Museos. En el tema arte también cada uno tiene sus prioridades, asà que no hablaré de imprescindibles. Nosotros nos decantamos por el Albertina por una exposición temporal sobre Picasso y Monet.
Este dÃa para comer, muy recomendable, decidimos hacerlo en el famoso Naschmarkt un mercado donde probar el wiener shcnitzel que no deja de ser el clásico escalope pero que es muy tÃpico de la cocina austriaca. Aquà te recomiendo que lleves dinero en efectivo y que te dirijas a él andando, el barrio que seria nuestro equivalente en Madrid a Malasaña está lleno de tiendas vintage preciosas y edificios que no tienen desperdicio.
Y llegados a este punto todavÃa tenÃamos la tarde de este primer dÃa y toda la mañana del siguiente dÃa disponibles. Un dÃa y dos palacios pendientes el Schönbrunn y el Belvedere.
El primero tiene un combinado junto con el Palacio Holfburg y es inmenso. HabÃa leÃdo que necesita casi una mañana entera para perderte en él y contando que habÃa estado dos horas en el Holfbug (para mi persona favorita por ejemplo no mereció la pena y fue totalmente prescindible) nos decantamos por Belvedere y realmente fue más que espectacular, es sin duda el palacio que más me ha impactado hasta la fecha.
De camino hacia él desde el mercado paramos en el Monumento a los Héroes del ejército rojo, donde un arco iris nos sorprendió y tomamos las fotos que te enseñaba ayer aquÃ.
Para reponer fuerzas era imprescindible ir a probar la tarta Sacher al hotel que lleva su nombre y la creó. HabÃa odio y leÃdo opiniones de todo tipo, para mi es imprescindible. Me encantaron tanto el entorno como el trato y por supuesto, la Sacher, la mejor que he probado en mi vida.
Ese dÃa lo terminamos en la playa, una zona de chiringuitos a orillas del Danubio donde puedes desde cenar a tomarte algo mientras ves atardecer. ¡Es mágico y si tienes buen tiempo te lo recomiendo totalmente!
Como ves dos dÃas muy bien aprovechados para disfrutar de Viena un fin de semana. Y todavÃa nos quedaba una mañana en la que hacer alguna compra, desayunar fuera con mucha calma y terminar de pasear por el centro de esta maravillosa ciudad.
GRACIAS por todos tus comentarios y visitas.
Nos vemos como siempre, con mucho mucho más, en las redes sociales,
instagram @mividaenrojo
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