Dos años han pasado desde aquél 10 de Abril del 2016, fecha en la que corrí mi primer maratón. Puedes recordar el relato aquí; un día que quedará para siempre en las fechas importantes de mi historia personal y un día que marcó un antes y un después mi relación con el running.
Fue un momento único, tremendamente especial, bonito y a la par muy duro. Ahora con distancia, no lo recuerdo tan doloroso, y así como dejé escrito que nunca más volvería a pasar por ello; últimamente sólo digo que quiero pasar por ello una vez más: para correr la maratón de Nueva York.
Pero antes, me apetecía mucho escribir este post reflexivo para compartir contigo mis últimas experiencias y sensaciones y conocer si has pasado, quizás, por algo parecido.
Posteriormente a la maratón corrí una carrera de obstáculos, me inscribí en una media maratón (ese mismo año) a la que finalmente no me vi con fuerzas de enfrentarme y me colgué un dorsal en una 10k que no fui capaz de terminar. Era la mente, eso me decían todos los runners expertos de mi entorno. La mente me estaba jugando un mal recuerdo, una mala pasada y estaba "sufriendo" lo equivalente al miedo escénico para, por ejemplo, un artista.
Yo que había disfrutado como nunca con el running. Así que me olvidé de dorsales y de retos, me permití un tiempo (prudencial) de letargo, introduje el yoga en mi rutina; y empecé a correr y a trotar sin objetivos, sin auto-obligaciones, sin grandes distancias y con menos propósitos.
Hasta este pasado domingo. Llegué a Málaga y empecé a correr cerca del mar, y empecé a sentir de nuevo aquello que sentía, cuando precisamente empecé a correr, y me empecé a reconciliarme con mi deporte favorito, empecé de nuevo a sentir lo que era correr con el calor asfixiante y entrenar la mente, seguir cuando ésta te dice que pares y conseguirlo. Y me colgué un dorsal que para mi era simbólico, quería ver qué sucedía, permitirme superarme de nuevo y surgió la magia. Con el único objetivo de disfrutar volví a mejorar mi marca personal, y a sonreír con los brazos en alto a cruzar la meta y volví a querer más de este deporte que me hace sentir tan libre, tan capaz de todo, tan paciente y tan viva.
Así que espero que éste sea el primer post de muchos que todavía nos queden sumando retos, compartiendo experiencias y celebrando la vida.
GRACIAS por todos tus comentarios y visitas.
Nos vemos, como siempre, con mucho más en las redes sociales,
Besos rojos por doquier,
INMA.
Be happy (and fashion) my friend.