En el post del miércoles, que puedes recordar aquí, te hablaba de nuestro primer día en Milán, de qué hacer, dónde tomar uno de los mejores capuccinos, cómo vivir fin de año en la capital de la moda italiana... y hoy voy a contarte más cosas para hacer en la ciudad, así como opciones sobre dónde comer (y beber) para hacer que tu viaje sea de lo más disfrutón.
El hotel nos incluía desayuno, por lo que el segundo día nos levantamos con muuuuucha calma (tres días en Milán son más que suficientes, dos días es el tiempo perfecto y óptimo para poder disfrutar de la ciudad) y como daban lluvias y no nos apetecía pasar mucho tiempo en la calle decidimos ir a visitar la exposición Mostra Revolution, la cual acababa de llegar de Londres y nos motivaba muchísimo (se puede visitar hasta noviembre del 2018 y pronto le dedicaré un post). Exposición situada en la fábrica del vapor y en pleno chinatown (realmente alejado del centro) decidimos caminar mientras el tiempo aguantase para conocer otro Milán. Ese Milán más alternativo, ecológico, con un ritmo más lento,... Así fue como conocimos el Barrio Isola y alucinamos con el Bosco Verticale, los famosos edificios con jardín vertical, diseñados por Boeri Studio.
Como este viaje era de improvisar cuando llegamos a la fábrica del vapor, ésta estaba cerrada y así fue como sin querer aparecimos en el Barrio Chino. ¡Un lugar obligado! Nunca nadie te lo recomienda, es más, hablando con un milanés nos indicó que no tenía ningún tipo de interés. Es un lugar fascinante, me gustó más incluso que el de Nueva York. Y allí, en la via Paolo Sarpi, su calle principal, te econtrarás con Casa Isola, una típica bodega italiana dónde probar los mejores vinos de la región y tomar un aperitivi. Dicen de ella que es tan famosa como el Duomo y no puede faltar en tu próxima visita a Milán.
Nos acercamos a comer a Corso Como, otra de las calles por excelencia de la ciudad: por sus tiendas, sus restaurantes y su movida on the street; y te recomiendo muchíismo la pizza al tranco de Pizzeria di Porta Garibaldi. Una pizzeria sencilla, con pocos lujos y un horno de leña impresionante en la que comerte la pizza a trozos, pero no al taglio, son trozos enormes y gruesos de pizza con una estupenda relación calidad precio.
Después de comer regresamos, ahora sí, a ver la exposición Mostra Revolution, y vuelta andando al hotel con parada también obligada en Via Vincenzo Capelli donde disfrutar de tiendas como Chiara Ferragni, Vivienne Westwood y el centro comercial abierto en Piazza Gae Aulenti.
Para terminar este (completísimo) segundo día, cogimos el metro hasta Navigli para terminar la jornada a la luz de las preciosas (e inumerables) cantidad de luces de navidad que lo adornaban, pasear por sus calles y sonreír al conocer la famosa calle de las lavanderas. Navigli fue una de mis zonas favoritas en mi visita anterior a la ciudad, pero no tiene nada que ver a verla en Navidad, ¡si tienes la oportunidad no te lo puedes perder!
Para nuestro tercer día en Milán nos reservamos la mañana de compras. De pasear por la Via della Spiga y en general todo el cuadrilátero de la moda. Parada obligatoria en otra exposición, esta vez en el Palazzo Morando: Outfit 900. Una exposición que analiza la evolución de los vestidos de la mujer a lo largo de la historia y respondiéndo a roles sociales. Una exposición muy interesante en un lugar excepcional en el que conocer un poco más la historia Milanesa (me impactó mucho una pintura de autor anónimo donde aparecía el Duomo sin terminarse de construir).
Después de la mañana de compras comimos en Quattro Mori, un elegante restaurante donde disfrutar de la literal Dolce Vita, para terminar nuestra visita con el Castello y la iglesia Santa Maria de Grazie, lugar en el que se encuentra el cenáculo con la maravillosa Última Cena.
Después de estos tres días maravillosos, completos e intensos, tocaba poner rumbo a casa, desde la Stazione Centrale, otro edificio precioso e indispensable.
Y como en la entrada anterior, ¡Si te apetece ver más de este viaje en vivo y "en directo", no te pierdas mi último vídeo! ¡Ni olvides suscribirte al canal de youtube de Mi vida en Rojo!
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