Pon en tu piel aquello que puedas comer. Con este leitmotiv y en un entorno tremendamente inspirador como es Tiempo, el nuevo concepto de Harina en Madrid (que mezcla taller de cerámica y su característica gastronomía en un mismo espacio) descubrí hace unos días Maison Karité.
Maison Karité nace en Barcelona hace más diez años con un objetivo muy claro que forma parte de su sello de identidad: ser una empresa comprometida con el sector de la economía humanizada y ser sostenibles, veganos, biodegradables y ecológicos. Algo que han conseguido con muchísimo trabajo y colaborando con proyectos de cooperación conjunta en África a través del comercio colaborativo (Los principios activos de sus productos proceden de árboles salvajes africanos).
Como es fácil adivinar la manteca de karité está entre sus imprescindibles. El cosmético natural más universal y versátil que existe. Pero Maison Karité tiene un amplio abanico de su gama de productos que incluyen desde cabello a zonas íntimas. Y es del cabello de lo que quería hablar hoy.
Si eres lectora habitual de Mi Vida en Rojo ya conocerás mi andadura con el champú sólido, las marcas de cosmética natural, cómo me voy entregando poco a poco a ambas y los mimos específicos que necesito darle a mi pelo en rojo. Por ese motivo, cuando creía que ya nada podía sorprenderme Maison Karité puso ante mi el tratamiento capilar de plantas.
El tratamiento capilar de plantas no te dejará indiferente. Consiste en un tratamiento de textura arenosa, verde muy verde que tiene entre sus componentes espirulina, romero y oritga haciendo de él una alternativa fantástica para calmar y equilibrar el cuero cabelludo a la par que le da brillo y fuerza al cabello.
*Este post incluye regalo de producto
Be happy (and fashion) my friend.