Llegamos a Kyoto un sábado por la mañana.
Tras dejar las maletas en nuestro segundo hotel en Tokyo (te explico como nos organizamos, asà como diferentes opciones sobre qué hacer con las maletas, en el vÃdeo al final del mismo post), cogimos el Shinkansen, tren de alta velocidad japonés, en la estación central de Tokyo. Con una mochila cada uno, nos fue la forma más práctica y cómoda de escaparnos a Kyoto.
Kyoto es la capital de los templos por excelencia, por lo que sabÃamos perfectamente que un fin de semana era insuficiente, pero era del tiempo que disponÃamos (y querÃamos dedicar a Kyoto), asà que intentamos exprimirlo al máximo.
Nuestra primera visita nada más llegar fue visitar los templo Nishi Hongwanji y Higashi Hongan-Ji (que es Patrimonio de la Humanidad), era pronto, está cerca de la estación, y casi éramos los únicos turistas. Fue uno de los momentos en los que sentà más paz de todo el viaje por el paÃs nipón. Acto seguido nos dirigimos al Ryokan en el que nos Ãbamos a alojar, muy cerquita del barrio de Gion.
Fue una experiencia maravillosa y única que te conté en este post. Fueron tremendamente serviciales y nos ayudaron mucho a (re)organizar nuestro fin de semana. Alrededor de donde nos alojábamos habÃa muchÃsimos restaurantes y salones de té. Por cierto, soy una fanática del té y quiero aprovechar a recomendarte chinesetea4u.com (puedes conseguirlos aquà chinesetea4u).
Una vez que nos despojamos de la mochila empezamos nuestra ruta en el Templo Kiyomizudera. El acceso hasta el mismo ya de por sà es increÃble. Y es que yo, personalmente, disfruté muchÃsimo más de callejear por las calles llenas de tiendas de artesanÃa y gastronomÃa local, que de los templos en sÃ. Lo probamos (casi) todo y ese dÃa comimos asÃ, picoteando.
Dicen que Sannenzaka y Ninenzaka son dos de las calles más bonitas de Kyoto. Lo cierto es que son de pelÃcula y dice la leyenda que si te caes en la primera morirás en los tres siguientes años y si caes en la segunda en los siguientes dos. Por si tienes curiosidad, ninguno de los dos tropezamos en ninguna.
Estuvimos toda la mañana del sábado pateando Kyoto y enlazando un templo con otro, también realizamos un tramo del paseo de la filosofÃa. Hasta que el tiempo empeoró y la lluvia nos visitó.
En ese momento decidimos cobijarnos en el barrio de Gion, en Fufflys Caffe. Paseamos por él mientras disfrutábamos de ver a las Geishas dirigiéndose a las ceremonias del té y nos acercamos al auténtico Mercado de Nishiki.
Se nos hizo la hora de cenar y ese dÃa escogimos Ramen Sen No Kaze. Creo que es el mejor ramen que he probado en mi vida. Y uno de los mejores restaurantes al que fuimos en nuestro viaje a Japón. Si en algún futuro (lejano de momento) visitas Kyoto tienes que ir, ¡ojalá que la crisis del Covid no se lo haya cargado!
El domingo empezamos el dÃa tarde porque una de las trabajadoras del Ryokan habÃa vivido en España y era una enamorada de AndalucÃa. Nosotros somos mucho de mezclarnos con autóctonos en nuestros viajes e invertir tiempo con ellos nos parece una forma fascinante de descubrir un paÃs. Asà que ese dÃa empezamos tarde porque estuvimos desayunando con ella. TodavÃa mantenemos el contacto y esperamos volver a vernos algún dÃa.
Después de ello, y mochila a cuestas, nos dirigimos al que ya es mi templo favorito de los que visitamos: Fushimi Inari. Si no has estado y tu intención es ir en algún momento te recomiendo que no busques mucho sobre el lugar, no indagues en exceso y dejes que te sorprenda. ¡Porque lo hará! No sabes cómo.
Y asÃ, después de visitar el templo y el barrio del Sake, dejamos los últimos minutos en Kyoto para alucinar con el centro comercial de su estación y poner rumbo a Tokyo, ¡donde la aventura continuaba!
Fue una experiencia maravillosa y única que te conté en este post. Fueron tremendamente serviciales y nos ayudaron mucho a (re)organizar nuestro fin de semana. Alrededor de donde nos alojábamos habÃa muchÃsimos restaurantes y salones de té. Por cierto, soy una fanática del té y quiero aprovechar a recomendarte chinesetea4u.com (puedes conseguirlos aquà chinesetea4u).
Una vez que nos despojamos de la mochila empezamos nuestra ruta en el Templo Kiyomizudera. El acceso hasta el mismo ya de por sà es increÃble. Y es que yo, personalmente, disfruté muchÃsimo más de callejear por las calles llenas de tiendas de artesanÃa y gastronomÃa local, que de los templos en sÃ. Lo probamos (casi) todo y ese dÃa comimos asÃ, picoteando.
Dicen que Sannenzaka y Ninenzaka son dos de las calles más bonitas de Kyoto. Lo cierto es que son de pelÃcula y dice la leyenda que si te caes en la primera morirás en los tres siguientes años y si caes en la segunda en los siguientes dos. Por si tienes curiosidad, ninguno de los dos tropezamos en ninguna.
Estuvimos toda la mañana del sábado pateando Kyoto y enlazando un templo con otro, también realizamos un tramo del paseo de la filosofÃa. Hasta que el tiempo empeoró y la lluvia nos visitó.
En ese momento decidimos cobijarnos en el barrio de Gion, en Fufflys Caffe. Paseamos por él mientras disfrutábamos de ver a las Geishas dirigiéndose a las ceremonias del té y nos acercamos al auténtico Mercado de Nishiki.
Se nos hizo la hora de cenar y ese dÃa escogimos Ramen Sen No Kaze. Creo que es el mejor ramen que he probado en mi vida. Y uno de los mejores restaurantes al que fuimos en nuestro viaje a Japón. Si en algún futuro (lejano de momento) visitas Kyoto tienes que ir, ¡ojalá que la crisis del Covid no se lo haya cargado!
El domingo empezamos el dÃa tarde porque una de las trabajadoras del Ryokan habÃa vivido en España y era una enamorada de AndalucÃa. Nosotros somos mucho de mezclarnos con autóctonos en nuestros viajes e invertir tiempo con ellos nos parece una forma fascinante de descubrir un paÃs. Asà que ese dÃa empezamos tarde porque estuvimos desayunando con ella. TodavÃa mantenemos el contacto y esperamos volver a vernos algún dÃa.
Después de ello, y mochila a cuestas, nos dirigimos al que ya es mi templo favorito de los que visitamos: Fushimi Inari. Si no has estado y tu intención es ir en algún momento te recomiendo que no busques mucho sobre el lugar, no indagues en exceso y dejes que te sorprenda. ¡Porque lo hará! No sabes cómo.
Y asÃ, después de visitar el templo y el barrio del Sake, dejamos los últimos minutos en Kyoto para alucinar con el centro comercial de su estación y poner rumbo a Tokyo, ¡donde la aventura continuaba!