Por un Día OFF: Lo que le debo a Madrid.
Bueno ya, sí, vale, ya tengo toda mi vida en cajas, muebles desmontados, estoy en monotema desde hace dos semanas y con muchas, muchísimas ganas de esta nueva etapa y de los cambios que con ella llegan.
Pero me apetecía mucho hacer este post. No me cansaré de decir que a Madrid le debo mucho y es que así es.
Hace casi cinco años (los mismos que el blog) que me quedé en paro y decidí venir a Madrid a estudiar estilismo de moda, fue una decisión muy poco meditada, recuerdo que en un mes me quedé en paro, me matriculé, llené (otra vez) cajas con mi vida y fueron mis padres los que me trajeron aquí a Madrid (no sé qué haríamos sin los padres, estén conformes o no, siempre están allí apoyando nuestras decisiones, por más locas que éstas puedan parecer).
A Madrid le debo un montón de experiencias vividas, profesionales y personales. Profesionales ya las sabéis, he tenido la suerte de que me hayan dado clases los mejores, ser la asistente de una de las mejores estilistas de moda de este país, cuánto he llorado, cuántas noches durmiendo poquísimo,cuántas veces me sacaba de la cama temprano porque teníamos que reorganizar toda nuestra inspiración, cuánta ropa de sesiones de fotos de grandes revistas he planchado, las noches en la editorial de Condé Nast cuando ya no quedaba nadie, devolviendo ropa, riéndonos por aquellos pasillos de aquél edificio enorme; a continuación llegó la temporada de showroom, cuántas horas echábamos los becarios de turno y ¡qué bien nos lo pasábamos! Hasta que por fin decidí apostarlo todo a los Besos rojos por doquier. Hemos evolucionado junto a mi momento personal.
Tantos eventos, tantas fiestas, tantos defiles han ido dando paso a una época más tranquila. De Madrid me he enamorado. Los paseos en moto por la Gran Vía, las noches de vuelta a casa riendo sin parar y cantando a todo pulmón, las cenas en algunos de sus mejores restaurantes, los fin de año corriendo la San Silvestre, las noches de Verbena de la Paloma y las fiestas de San Isidro.
Los entrenamientos en Canal, el chocolate con churros,Cortilandia, los atardeceres en el Templo de Debod, las noches de microteatro y las múltiples visitas al Palacio Real (soy una verdadera loca del mismo), las noches de tupperware y las de verano tomando una cerveza y cenando en el suelo de la plaza de San Ildefonso...
Madrid no es la ciudad donde nací pero siempre me he sentido una parte de ella. Tengo que agradecerle mucho, muchísimo. En ella he vivido uno de las mejores etapas de mi vida. Como decía Núria, de Dos en la pasarela, en instagram:
Pero me apetecía mucho hacer este post. No me cansaré de decir que a Madrid le debo mucho y es que así es.
Hace casi cinco años (los mismos que el blog) que me quedé en paro y decidí venir a Madrid a estudiar estilismo de moda, fue una decisión muy poco meditada, recuerdo que en un mes me quedé en paro, me matriculé, llené (otra vez) cajas con mi vida y fueron mis padres los que me trajeron aquí a Madrid (no sé qué haríamos sin los padres, estén conformes o no, siempre están allí apoyando nuestras decisiones, por más locas que éstas puedan parecer).
A Madrid le debo un montón de experiencias vividas, profesionales y personales. Profesionales ya las sabéis, he tenido la suerte de que me hayan dado clases los mejores, ser la asistente de una de las mejores estilistas de moda de este país, cuánto he llorado, cuántas noches durmiendo poquísimo,cuántas veces me sacaba de la cama temprano porque teníamos que reorganizar toda nuestra inspiración, cuánta ropa de sesiones de fotos de grandes revistas he planchado, las noches en la editorial de Condé Nast cuando ya no quedaba nadie, devolviendo ropa, riéndonos por aquellos pasillos de aquél edificio enorme; a continuación llegó la temporada de showroom, cuántas horas echábamos los becarios de turno y ¡qué bien nos lo pasábamos! Hasta que por fin decidí apostarlo todo a los Besos rojos por doquier. Hemos evolucionado junto a mi momento personal.
Tantos eventos, tantas fiestas, tantos defiles han ido dando paso a una época más tranquila. De Madrid me he enamorado. Los paseos en moto por la Gran Vía, las noches de vuelta a casa riendo sin parar y cantando a todo pulmón, las cenas en algunos de sus mejores restaurantes, los fin de año corriendo la San Silvestre, las noches de Verbena de la Paloma y las fiestas de San Isidro.
Los entrenamientos en Canal, el chocolate con churros,Cortilandia, los atardeceres en el Templo de Debod, las noches de microteatro y las múltiples visitas al Palacio Real (soy una verdadera loca del mismo), las noches de tupperware y las de verano tomando una cerveza y cenando en el suelo de la plaza de San Ildefonso...
Madrid no es la ciudad donde nací pero siempre me he sentido una parte de ella. Tengo que agradecerle mucho, muchísimo. En ella he vivido uno de las mejores etapas de mi vida. Como decía Núria, de Dos en la pasarela, en instagram:
" No sabemos qué pasará con el mundo blogger pero yo a día de hoy ya tengo la satisfacción de haber conocido a gente 10"
Sin duda si hay algo que le agradezco a Madrid, es la cantidad de gente increíble que ha puesto en mi camino.
¡¡GRACIAS MADRID POR TANTO!!
Esto no es una despedida, ¡vamos a seguir viéndonos más de lo que tú te crees!
¡¡Gracias por todos vuestros comentarios y visitas!!
Nos vemos como siempre, con mucho más, en las redes sociales,
instagram: @mividaenrojo
I'm sorry for today's spanish post! Please, if you would like to read it on another language, select it on the right side box!
Thanks for reading!!
Have a nice weekend!
;-)
Be happy (and fashion) my friend.
3 letras rojas
Mucho suerte con tu nueva etapa de vida :) Besos :)
ResponderEliminarA Madrid le debes mucho… puede ser! Da pena cerrar etapas, pero seguro que es para mejor! Eres muy buena adaptándote al cambio y además Madrid está en el centro de todo!
ResponderEliminarAyyyyy neni, seguro que en la nueva etapa de tu vida todo te va a ir fenomenal. Y bueno, no sé donde te vas, pero Madrid está a un paso de todo, jiji.
ResponderEliminarLatibesitos cielo.
¡Muchísimas gracias por estas letras rojas!