Siempre me he considerado una fan sumisa de Louis Vuitton, y no solo de su bolso monograma. Es una marca que me fascina, me fascina su espíritu y su manera de entender la moda, me fascinan sus campañas publicitarias, me fascina la manera de reinventarse…y ahora también me fascina Marc, Marc Jacobs, que es el encargado de hacernos vibrar temporada tras temporada. Es curioso porque justo cuando yo nacía él presentaba su primera colección bajo su propio nombre y hoy…es uno de mis favoritos.

Para mí esta temporada ha tocado el cielo, porque ha conseguido lo impensable: hacerme soñar. Sí, me hacen soñar estos vestidos con falda de vuelo, guantes largos, colas de caballo…me hacen soñar con aquéllos tiempos pasados en los que el romanticismo dominaba el mundo, y es que soy una romántica pérdida y también una soñadora, no tengo remedio. Pero afortunada o desgraciadamente, una mujer romántica del siglo XXI, a la que le encantaría ir con uno de estos vestidos (que yo combinaría con bailarinas) a la ópera, a cenar, ¡¡¡a dónde fuera!!! pero sobretodo sin dejar de lado los pantalones que tantos años nos ha costado aprender a llevar correctamente.


¿Sabéis en quién estoy pensando que le quedaría magníficamente? En Leigthon Meester, y para ser sincera no creo que tardemos en verla con uno…ella también es una fan de Louis Vuitton y es que…. ¡No es para menos!