Invitados a la mesa: ¿Coleccionas cosas o momentos?
Desde hace unas semanas, me planteaba
escribir un post como éste, así que cuando descubrí esta nueva sección de
“Invitados a la mesa” en el blog de Inma, le escribí en poco rato contándole
que yo quería ser una “invitada”, porque me apetece mucho compartir esta
reflexión que he tenido en estas últimas semanas (tranquilos, que no es muy
profunda).
Hace mes y medio aproximadamente me
mudé. Este acto tan cotidiano, para mí ha sido una hecatombe, porque yo llevo
los cambios mal, muy mal. Pero como siempre hay que sacar algo positivo, me
quedo con la nueva filosofía de vida que he generado a partir de ello.
Con tanta caja, tanto movimiento, y
aplicando el método del famoso libro de
Maire Kondo, sobre el orden y cómo deshacerse de cosas, me di cuenta que
tenía muchísimas cosas, objetos innecesarios, hasta repetidos, y es que además
yo siempre he sido una pequeña Diógenes, así que os podéis imaginar: entradas
de teatro, de cine, etiquetas de ropa, servilletas…además de todo lo que se
supone que tiene una persona normal hoy en día; mi pequeño caos, mis pequeños
fetiches, pero que al fin y al cabo no me servían de nada.
Así que una mañana, me levanté con el
firme propósito de simplificar, seguir tirando cosas, reciclando, colocando,
etc, pero me sentía francamente mal, porque sentía como que esa, no era yo. Yo
necesito mis “tesoritos” personales.
Pasé unos días mal, muy mal, hasta que
en un rato de esos de aburrimiento en el transporte público descubrí un
cartelito monísimo en Pinterest, que se vendía en Etsy y que decía “Colecciona
momentos, no cosas”, y en ese momento, algo en mi cabeza hizo click. Me dí
cuenta, de mi problema, lo que yo coleccionaba y guardaba realmente, no eran
esas etiquetas, entradas, o lo que fuese, sino los recuerdos, las experiencias
y momentos que me habían acompañado gracias a ellas.
Y es que si lo pensáis bien, es una
verdad como un templo. En la vida de hoy, nos angustiamos muchas veces, por
tener esto o aquello, por ir y venir, cuando lo realmente importante, son las
pequeñas cosas, y las personas. Lo realmente importante son los momentos que
vivimos y que podemos atesorar muy dentro, porque nadie nos los puede quitar.
Así que he decidido vivir mi verano –y
el resto de la vida-, atesorando momentos, ésos que me retrotraen a mi
infancia: largas sobremesas, siestas, helados por la noche, baños de piscina,
muchos besos y abrazos, contacto de la piel de mi gente querida, calor,
ventiladores y brisas que despeinan, bailar y gritar en un concierto, pasarme
días en bikini y chanclas… y todo eso, no cabe en un cajón, no cabe, porque es
un tesoro mucho más valioso que todo lo que se pueda guardar en una caja.
Tanto, que uno de estos días pasados,
lloré, de felicidad, porque la felicidad no cabe en un cajón, ni en una caja,
porque cuando llega, casi ni te cabe en el pecho, y eso, es lo mejor de
coleccionar momentos, eso es como que te toque el premio gordo, sin haber
jugado.
¿Y vosotros?, ¿os apuntáis a
coleccionar momentos?, espero que sí, porque sale barato y los efectos
beneficiosos son inmediatos ;)
Mil besos
Mónica t.
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¡Gracias Mónica, autora de Agosto 31 y una buena amiga, por este magnífico Invitados a la mesa! ¿Y tú? ¿Quieres ser el siguiente autor? Escríbeme a inma@mividaenrojo.com
¡¡A los demás!! Feliz fin de semana, nos vemos como siempre, con mucho más en las redes sociales,
instagram: @mividaenrojo
Be happy (and fashion) my friend.
1 letras rojas
Me ha encantado el post, es genial coleccionar tanto cosas como momentos *-*
ResponderEliminarhttp://diariopelorricen.blogspot.com.es/
¡Muchísimas gracias por estas letras rojas!